Un sketch de Jean-Pierre Martinez
Albán y Eva.
Albán – Qué bien se está de vacaciones…
Eva – Por fin.
Albán – No pensar en nada.
Eva – No hacer nada.
Albán – No ver a nadie.
Eva – Pura felicidad.
Un silencio.
Albán – Esto está en el fin del mundo.
Eva – Es lo que queríamos, ¿no? Estar tranquilos.
Albán – Tranquilos estamos, eso seguro.
Eva – Sin ordenador…
Albán – Sin teléfono.
Eva – De todas formas, no hay cobertura.
Un silencio.
Eva – ¿Tú crees que aguantaremos tres semanas?
Albán – Los tres primeros días quizá sean un poco duros. Como cuando dejas de fumar. Después, irá bien.
Eva – Hay que reconocer que esto es precioso.
Albán – Sí. Es un auténtico paraíso.
Eva – El lugar ideal para descansar y olvidarlo todo.
Albán – Uno se pregunta cómo vivimos en la ciudad todo el año.
Eva – Es verdad que un poco de naturaleza…
Albán – Por lo menos, se respira.
Eva – Y ese silencio…
Un silencio.
Albán – Hasta duele un poco en los oídos.
Eva – Cuando ya no estás acostumbrado…
Albán – Y ese cambio de aires.
Eva – Eso seguro.
Un silencio.
Albán – ¿No hemos estado ya aquí antes?
Eva – ¿Aquí? Lo recordaríamos…
Albán – Aunque, al fin y al cabo, el campo es siempre igual, ¿no?
Eva – Sí.
Un silencio.
Albán – Esto está muy aislado.
Eva – Bueno, al menos no nos molestarán los vecinos.
Albán – Es hasta inquietante. Si tuviéramos algún problema.
Eva – ¿Qué problema podríamos tener? Estamos de vacaciones.
Albán – No sé, un accidente doméstico…
Eva – Ten cuidado al lavar la lechuga.
Albán – Una hemorragia cerebral… Un infarto… Para cuando llegue la ambulancia…
Eva – Tienes razón, deberíamos haber traído un desfibrilador.
Albán – ¿Tú crees?
Eva – Llevamos una vida de locos todo el año. Sería el colmo que nos diera un infarto ahora. ¡No podemos estar más tranquilos que aquí!
Albán – Justamente, el corazón no está acostumbrado. Todo este oxígeno de repente… Me siento como si hubiera fumado un porro.
Eva – Aun así, qué gusto poder respirar. No estar apretados en la oficina como pollos en una granja industrial.
Albán – O como sardinas en el metro.
Eva – Ni una vaca a la vista.
Albán mira al suelo.
Albán – Nuestros únicos vecinos inmediatos son las hormigas.
Eva también mira al suelo.
Eva – Y esas sí que trabajan.
Albán – Sí, no paran.
Eva – Mira, esa lleva el cadáver de una libélula tres veces más grande que ella.
Albán – Igual era una libélula de vacaciones aquí que murió de aburrimiento.
Eva – O que sucumbió a un infarto antes de que llegaran los servicios de emergencia.
Albán – En cualquier caso, no paran.
Eva – Da la impresión de que se pasan de trabajadoras.
Albán – Las hormigas nunca se toman vacaciones.
Eva – Eso está claro. Las vacaciones pagadas son cosa del hombre.
Albán – Bueno, depende. También hay animales muy vagos.
Eva – ¿Ah, sí?
Albán – Diría que el mamífero, en general, es muy vago.
Eva – El perezoso, ¿es un mamífero?
Albán – En todo caso, el hombre es un mamífero.
Eva – ¿Ah, sí?
Albán – Tú no pones huevos, ¿verdad?
Eva – Los insectos, sobre todo, son los que solo piensan en trabajar.
Albán – Los insectos sociales, como dicen… Las hormigas, las abejas, las termitas…
Eva – Sí… Trabajan de sol a sol, 365 días al año. Les da igual que estemos de vacaciones o no.
Albán – De hecho, les da igual que existamos en general.
Eva – Viven al lado nuestro. Nos ignoran.
Albán – Yo diría incluso que nos desprecian. No les importamos nada.
Eva – El hombre ha conseguido exterminar a casi todos los mamíferos salvajes. A los otros los ha domesticado o los ha convertido en carne roja. Pero los insectos… Ahí siguen, a lo suyo. Actúan como si no estuviéramos.
Albán – Y eso sin hablar de los pájaros.
Eva – ¿Qué pasa con los pájaros?
Albán – ¿No los oyes cantar? Parece que se están riendo de nosotros.
Eva – Si al menos pudiéramos entender lo que dicen…
Albán – Creo que tengo una idea.
Eva – ¿Qué?
Albán – Dicen algo como: Somos dinosaurios, y aquí seguimos.
Eva – Los que estáis en peligro de extinción sois vosotros. Y nos dais igual.
Albán – ¿Tú crees que los dinosaurios volverán a su tamaño normal cuando los humanos desaparezcan?
Eva – Puede ser. Ahora pasan desapercibidos porque estamos aquí.
Albán – Están esperando a que cambie el viento para volver a ser monstruos.
Eva – Por suerte, no estaremos aquí para verlo…
Un silencio.
Albán – Estoy bastante seguro de que ya hemos estado aquí antes.
Eva – ¿Cuándo?
Albán – ¿No fue el año pasado?
Eva – Ah, puede ser… Pero había más gente, ¿no?
Albán – Y menos hormigas…
Negro.
Aquellos textos los ofrece gratuitamente el autor para la lectura. Sin embargo cualquier representación pública, sea profesional o aficionada (incluso gratuita), debe ser autorizada por la Sociedad de Autores encargada de percibir los derechos del autor en el país de representación de la obra. En España SGAE, en Argentina ARGENTORES, en Uruguay AGADU, en México SOGEM.
Contactar con el autor : FORMULARIO DE CONTACTO
Sketch extraído de la recopilación Albán y Eva
Enlace a la recopilación para comprarla o descargarla gratuitamente (PDF).

Encuentra todas las obras de teatro de Jean-Pierre Martinez en su sitio web:
https://jeanpierremartinez.net