Un sketch de Jean-Pierre Martinez
Dos personajes. El segundo cierra una maleta.
Uno – Entonces, ¿hoy es el gran día?
Dos – Sí… Ha llegado la hora de la liberación.
Uno – Cuarenta años…
Dos – Casi perpetua.
Uno – No es humano. Sea cual sea su crimen, nadie merece esto.
Dos – Y además, yo soy inocente.
Uno – Todos decimos eso…
Dos – ¿Cuánto te queda a ti?
Uno – Veinticinco años, siete meses y tres días.
Dos – ¿No olvidaste los años bisiestos?
Uno – Odio los años bisiestos…
Dos – Ahora, yo los amaré un poco más.
Uno – ¿Y qué vas a hacer con tu libertad?
Dos – No lo sé. Ya no estoy acostumbrado…
Uno – ¿No vas a hacer ninguna tontería, verdad?
Dos – ¿Qué tontería?
Uno – El tipo de tonterías que te traerían de vuelta aquí.
Dos – No, tranquilo.
Uno – ¿No nos olvidarás?
Dos – Claro que no.
Uno – Tampoco te estoy pidiendo que vuelvas a visitarnos.
Dos – Tienes razón. Nos haría daño a los dos.
Uno – Te echaré de menos.
Dos – Yo también… Aunque habría preferido encontrarnos en otro lugar.
Uno – ¿A qué hora exactamente es la salida?
Dos – A las 17 horas.
Uno – ¿Te vienen a buscar, o…?
Dos – Nadie viene a buscarme. Recojo mis cosas y me voy en metro. Solo…
Uno – Mientras tengamos salud…
Dos – Sí…
Uno – Cuarenta años, y todo eso cabe en esa vieja maleta. ¿Te das cuenta?
Dos – Sí…
Uno – ¿Estás seguro de que no olvidaste nada?
Dos – Te dejo la cafetera…
Uno – Qué amable.
Dos – Yo, ahora, tomaré café en el bar de la esquina.
Uno – Tienes suerte…
Dos – Lamentablemente, probablemente lo tomaré solo. Después de tanto tiempo, ya no conozco a nadie.
Uno – ¿Estás seguro de que el bar de la esquina no ha cerrado?
Dos – ¿Crees?
Uno – Todos cierran, uno tras otro.
Dos – Cuando era niño, ese café era la casa de los jóvenes. Nos reuníamos alrededor del futbolín. Hicimos tantas tonterías…
Uno – Si no hubiéramos hecho tantas tonterías cuando éramos jóvenes, no habríamos terminado así…
Dos – Es verdad. Habríamos sido banqueros o abogados.
Uno – Bueno, ya es demasiado tarde… Las cartas están echadas.
Dos – Y la rueda no gira más.
Uno – ¿El director no te ha pedido que vayas a verlo?
Dos – ¿Para qué? ¿Organizar una fiesta de despedida?
Uno – Tienes razón. Lárgate sin decir adiós.
Dos – Prefiero evitar volver a verlo.
Uno – Bueno, creo que esta vez es hora.
Dos – Cuando hay que irse, hay que irse.
Se abrazan con emoción.
Uno – Bueno, entonces… ¡Disfruta tu retiro, amigo!
Dos – Lo intentaré…
El segundo sale con su maleta. El primero se queda allí.
Uno – Mierda… Y pensar que aún me quedan veinticinco años.
Oscuridad.
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Sketch extraído de la recopilación Memorias de una maleta
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