A Sketch de Jean-Pierre Martinez
Cecilia y Alicia están sentadas tomando café.
Alicia – ¿Vas a Normandía para el aniversario de Victor?
Cecilia – Sí. Puedo llevarte, si quieres. Mi madre me presta su coche.
Alicia – Genial. (Un momento) Max me dijo que él estaría allí, creo.
Cecilia – OK… (Un momento) Pero, ¿por qué me dices eso?
Alicia – ¿Qué?
Cecilia – Sobre Max.
Alicia – Lo dije así, sin más…
Cecilia – Vamos… He escuchado… como una pequeña insinuación en tu voz.
Alicia – Para nada.
Cecilia – Vamos a ser unos cien en la fiesta. ¿Por qué me hablas de Max?
Alicia – No sé… Max y tú…
Cecilia – Qué tontería. ¿Quién te dijo eso?
Alicia – Nadie. Pero todo el mundo sabe que está enamorado de ti, ¿no?
Cecilia – ¿Todo el mundo?
Alicia – Excepto tú, al parecer. ¿No te gusta?
Cecilia – ¿Fue él quien te pidió que me lo dijeras?
Alicia – En absoluto, te lo aseguro… (Un momento) Bueno, sí, un poco…
Cecilia – Pensaba que ya habíamos pasado la edad de estas niñerías.
Alicia – Pues no él, ¿ves? (Un momento) Entonces, ¿qué?
Cecilia – Me cae bien, pero… es solo un amigo.
Alicia – Entiendo.
Cecilia – Sí, por supuesto, me he dado cuenta de que…
Alicia – ¿Qué?
Cecilia – Que me mira de una manera rara.
Alicia – Es bastante guapo, ¿no?
Cecilia – Pero es tan serio. Si paso una noche con él, me da la impresión de que la mañana siguiente me llevará el desayuno a la cama y me pedirá matrimonio. Y que, al mes, estaremos pidiendo muebles en IKEA.
Alicia – Y…
Cecilia – No consigo imaginarme así.
Alicia – Lo entiendo.
Cecilia – Y, sinceramente, un tipo que ni siquiera tiene el coraje de preguntarte en persona si quieres salir con él.
Alicia – Supongo que tenía miedo de recibir un rechazo.
Pausa.
Cecilia – ¿Y tú?
Alicia – ¿Yo?
Cecilia – ¿Te gusta Max?
Alicia – No sé… Por qué no…
Cecilia – ¿Ah, sí?
Alicia – Solo dije… por qué no.
Cecilia – Y él te manda a hablar conmigo en su lugar…
Alicia – Parece que lo impresionas.
Cecilia – Lamentablemente, no es recíproco. ¿Lo ves a menudo?
Alicia – A veces estudiamos juntos para las oposiciones.
Cecilia – Ya veo… ¿Le digo que te gustaría salir con él?
Alicia – Sería bastante divertido…
Cecilia – Sí.
Alicia – Pero un poco cruel.
Cecilia – Él también lo ha buscado, ¿no?
Ríen.
Alicia – ¿Y tú, qué harás el año que viene?
Cecilia – No lo sé… Ni siquiera sé qué voy a hacer este verano.
Alicia – ¿No vas a dejar la universidad, verdad? Como Fred…
Cecilia – ¿Fred?
Alicia – Se va a Estados Unidos a fin de mes.
Cecilia – Ah, sí… ¿Se va por mucho tiempo?
Alicia – No lo sé.
Cecilia – Es un tipo raro, Fred.
Alicia – Más divertido que Max, desde luego.
Cecilia – No, quiero decir… él siempre está bromeando, pero…
Alicia – ¿Qué?
Cecilia – No sé si es tan alegre como quiere hacer creer.
Alicia – ¿Crees que es gay?
Cecilia – No… Bueno, no lo sé. ¿Tú crees que es gay?
Alicia – No sé… Podrías intentarlo, ya verás…
Cecilia – De todos modos, tiene toda la razón en irse de aquí.
Alicia – Sí… ¿Ya has ido alguna vez a Estados Unidos?
Cecilia – Creo que lo más lejos que he ido en mi vida es a Barcelona.
Alicia – ¿En serio? ¿Nunca has tomado un avión?
Cecilia – Sí… para ir a Barcelona.
Alicia – ¿Estás bromeando?
Cecilia – No, te lo aseguro. ¿Y tú? ¿Has viajado mucho?
Alicia – En todo caso, me he mudado mucho. Hasta los diez años. Mi padre era militar. Pero mudarse no es realmente lo mismo que viajar, sabes. He vivido en varios países de África. Ni siquiera sé cuáles. Para mí, mudarme era sobre todo dejar a mis amigas. Cuando llegaba a algún lugar, sabía que no debía encariñarme. Porque a los seis meses, o como mucho dos años, me iría. Y nunca más las volvería a ver.
Cecilia – ¿Y después?
Alicia – Después, mi padre murió, y dejamos de mudarnos. Es terrible decirlo, pero creo que la muerte de mi padre fue un alivio para mí… La posibilidad, finalmente, de poder establecerme en algún lugar. (Parece al borde de las lágrimas.) ¿Tú no te vas a mudar, verdad?
Cecilia – No, tranquila… Me quedo aquí.
Cecilia pone su mano sobre la de Alicia para tranquilizarla.
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Sketch extraído de la recopilación Los Rebeldes
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