Un sketch de Jean-Pierre Martinez
Uno – Prométeme que no te vas a poner nervioso…
Dos – ¿Qué?
Uno – Donald Trump acaba de ser elegido presidente de los Estados Unidos.
Dos – ¿Donald Trump? Pero yo creía que…
Uno – Donald Trump Junior.
Dos – De acuerdo… Entonces, vuelve a empezar.
Uno – Siempre me he preguntado por qué los idiotas tienen tanto éxito en política. Hasta el punto de fundar dinastías…
Dos – El problema con los idiotas es que una mayoría de los votantes se reconocen en ellos.
Uno – Y que los idiotas tienen poca memoria.
Dos – Es cierto que Hitler no dejó un buen recuerdo, y sin embargo todavía hay nazis hoy en día.
Uno – Donald Trump Senior tampoco dejó un buen recuerdo. Su hijo prometió que había aprendido de los errores del pasado, pero bueno…
Dos – Los dictadores son como los ayatolás o los papas, incluso cuando se dicen progresistas, siempre queda mucho margen de mejora.
Uno – Por eso, a lo largo de la historia, las religiones siempre se han llevado bien con las dictaduras.
Dos – A menos que sean los religiosos quienes tomen el poder para instaurar una teocracia.
Uno – Como en Irán o en el Vaticano.
Dos – ¿El Vaticano es una teocracia?
Uno – Bueno… creo que sí, ¿no?
Dos – ¿Qué otra cosa podría ser el Vaticano si no fuera una teocracia?
Uno – No sé… ¿Un paraíso fiscal?
Dos – Sí. De hecho, ya lo es, ¿no?
Uno – ¿Tú crees?
Dos – Nadie paga impuestos en el Vaticano, ¿verdad?
Uno – Entonces, ¿de dónde sale todo ese dinero?
Dos – Tienen un gran patrimonio inmobiliario repartido por todo el planeta, y el banco del Vaticano posee muchos activos financieros.
Uno – Es un paraíso fiscal, te lo digo. Ya nadan en oro, y los pobres del mundo entero les envían donaciones.
Dos – Vaya… Han encontrado la mina de oro. Solo les falta un casino, un club de fútbol y un campo de golf.
Uno – En cuanto al golf, el Papa ya tiene el carrito.
Dos – Es verdad que un campo de golf o un estadio de fútbol en la Plaza de San Pedro tendría su encanto…
Uno – Antes la Iglesia vendía indulgencias para que los ricos fueran admitidos directamente en el Paraíso a pesar de sus pecados. El Papa podría vender pasaportes para su paraíso fiscal.
Dos – Como el Príncipe de Mónaco.
Uno – Si yo fuera el Príncipe de Mónaco, también fundaría una religión. Ya tiene el casino y el club de fútbol.
Dos – Y los pobres del mundo entero le enviarían sus ahorros.
Uno – Dicho esto, preferiría estar en el lugar del Príncipe de Mónaco que en el del Papa.
Dos – ¿Ah, sí…?
Uno – Prefiero casarme con Grace Kelly que pasarme la vida en sotana.
Silencio.
Dos – Aun así, Donald Trump Junior… ¿No es increíble?
Uno – Mira, en América ya tuvieron a Bush hijo después de Bush padre.
Dos – En el nombre del Padre, del Hijo, y ¿por qué no del nieto? Mejor poner en el trono al Rey de los Idiotas y restablecer la monarquía hereditaria.
Uno – Sí… Realmente toman a la gente por idiota.
Dos – Después de todo, ¿no será que la gente es realmente idiota?
Uno – En cualquier caso, eso no pasaría en este país. No nos gusta mucho el poder hereditario.
Dos – Desafortunadamente, en política, la idiotez no siempre se transmite directamente de padres a hijos.
Uno – Por eso, al final, pase lo que pase, siempre estamos gobernados por el Rey de los Idiotas.
Oscuro.
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Sketch extraído de la recopilación ¡Tranquilo!
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