Demasiado bueno

Un sketch de Jean-Pierre Martinez

Un personaje está allí, vestido de negro con un cuello blanco de cura. Llega otro, vestido en un estilo muy popular.
Dos – Buenos días, padre.
Uno – Buenos días, hijo. ¿En qué puedo ayudarte?
Dos – Bueno, verás… Me gustaría saber cómo asegurarme de ir al paraíso.
Uno – ¿Asegurarte…? Sabes, el paraíso no es algo garantizado para nadie, hijo mío.
Dos – ¿Ni siquiera para las curas?
Uno – Todos somos pobres pecadores. Yo también. ¿Sabes lo que dijo Jesús a aquellos que querían apedrear a una mujer adúltera?
Dos – No… ¿Qué dijo?
Uno – Que el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Dos – Vale, pero aparte de evitar lapidar a las mujeres… Tiene que haber algunas cosas para ganar puntos, ¿no?
Uno – Tampoco es un juego con una puntuación que alcanzar, más allá de la cual la entrada sea automática. Es a discreción de Dios.
Dos – Pero seguro que tienes alguna idea, ¿verdad? Después de todo, eres el especialista…
Uno – Claro… Digamos que… Hay que esforzarse por hacer el bien a nuestro alrededor.
Dos – Hacer el bien.
Uno – Hay que ser bueno.
Dos – Sí.
Uno – Parece que eso te sume en la perplejidad, hijo mío.
Dos – Es decir, es por lo que a menudo dice mi mujer.
Uno – ¿Tu mujer?
Dos – De bueno, eres tonto.
Uno – ¿Perdón?
Dos – De bueno, eres tonto. Eso es lo que me dice mi mujer.
Uno – ¿Y qué entiendes por eso, hijo mío?
Dos – Bueno… Ella parece insinuar que cuando eres demasiado bueno, los demás se aprovechan.
Uno – Ya veo.
Dos – ¿Qué piensas tú al respecto, padre? ¿Crees que se puede ser demasiado bueno?
Uno – ¿Demasiado bueno? Pues…
Dos – Porque yo solo quiero ser lo suficientemente bueno como para ir al paraíso, pero no tanto como para que me tomen por tonto, ¿sabes?
Uno – Lo entiendo.
Dos – Entonces, ¿cuál es el punto medio?
Uno – Es decir que…
Dos – Tomemos a Jesús, por ejemplo.
Uno – ¿Jesús?
Dos – ¿No crees que era un poco demasiado bueno?
Uno – Pero vamos… ¿Por qué dices eso?
Dos – Al final, acabó en la cruz…
Uno – Es cierto.
Dos – De bueno, eres tonto, te digo yo. Mi mujer tiene razón.
Uno – Dios mío… Tal vez no esté del todo equivocada.
Dos – ¿Acaso acabó en el paraíso, al menos?
Uno – ¿Quién?
Dos – ¡Jesús!
Uno – ¿Jesús? ¿En el paraíso? Debo admitir que es una pregunta… que nunca me he planteado.
Dos – ¿Pero entonces dónde está?
Uno – ¿Dónde?
Dos – Si no está en el paraíso, ¿dónde está?
Uno – Bueno… No lo sé.
Dos – ¿Y qué hace todo el día?
Uno – ¿Cómo ocupa sus días Jesús…? Debo admitir que ahí también me has pillado.
Dos – Voy a preguntarle a Chat GPT sobre esto.
Saca su móvil y empieza a escribir en el teclado.
Uno – ¿Y entonces?
Dos – Según Chat GPT, Jesús espera a que Dios le ordene volver a la Tierra…
Uno – Espera…?
Dos – Espera.
Uno – ¿Y no hace nada más?
Dos – Es lo que dice Chat GPT.
Uno – Bueno…
Dos – Seguro que hace algo mientras espera. Pero ¿qué?
Uno – No lo sé…
Dos – Si ni siquiera Chat GPT sabe dónde está Jesús ni qué hace todo el día…
Uno – Por otro lado, hijo mío, ya sabes lo que dicen…
Dos – ¿Qué?
Uno – Grande es el misterio de la fe…
Dos – Sí…
Uno – Sí…
Un momento.
Dos – De bueno, eres tonto, te digo yo…
Oscuro.


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Sketch extraído de la recopilación ¡Demasiado es demasiado!
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Demasiado es demasiado

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