Un sketch de Jean-Pierre Martinez
Llegan dos personajes, hombres o mujeres. Encienden un cigarrillo, posiblemente electrónico. Un silencio algo incómodo.
Claudio – ¿Lo conocías?
Domi – Sí, bueno… Así, de vista… Lo veía de vez en cuando aquí durante su pausa para fumar… ¿Y tú?
Claudio – Trabajaba en la oficina justo al lado de la mía.
Domi – Mmm…
Claudio – Si hubiéramos sospechado algo…
Domi – ¿Sospechado de qué?
Claudio – Pues de lo que le iba a pasar.
Domi – Mmm… ¿Y qué habríamos podido hacer?
Claudio – No lo sé… Podríamos haber intentado algo…
Domi – Ah sí… ¿Y qué, por ejemplo?
Claudio – Tienes razón, no podríamos haber hecho nada.
Domi – Exacto.
Claudio – Es el destino.
Domi – Así que no tenemos nada de qué arrepentirnos.
Un momento. Fuman.
Claudio – Su mujer ha decidido incinerarlo. Eso es lo que él quería, parece.
Domi – Sí, claro…
Claudio – ¿Por qué? ¿Te lo había mencionado?
Domi – Se prendió fuego a sí mismo… Se puede deducir que tenía cierta preferencia por la cremación.
Claudio – Mmm…
Domi – Y además, para la incineración, ya está hecho lo más duro.
Claudio – Bueno, en realidad no se prendió fuego deliberadamente. Fue un accidente.
Domi – Un accidente… Reconocerás que a ese nivel de torpeza, aún podríamos hablar de un acto fallido, ¿no?
Claudio – Es cierto que encender un cigarrillo mientras estás llenando el depósito de gasolina con una garrafa… Es suicida.
Domi – Especialmente cuando ocurre en el arcén de una autopista. (Un momento) ¿Fue antes o después que el camión lo golpeó?
Claudio – ¿Antes de qué?
Domi – Antes de que se prendiera fuego como una antorcha.
Claudio – Creo que después. Empezó a correr como si quisiera cruzar la autopista. El conductor del camión intentó esquivarlo, pero no pudo.
Domi – Menos mal que el camión no se incendió también.
Claudio – Era un camión de bomberos. Podemos decir que tuvo suerte en su desgracia. Pudo recibir los primeros auxilios de inmediato.
Domi – Lamentablemente, ya era demasiado tarde.
Claudio – Qué idea cruzar así, sin mirar. Como un loco.
Domi – Aunque, ya estaba envuelto en llamas.
Claudio – Quién sabe qué estaba buscando al otro lado de la autopista.
Domi – Eso… nunca lo sabremos…
Claudio – Mmm… Se llevará su secreto a la tumba… O más bien a su urna…
Domi – Seguramente por eso hablan del secreto de las urnas.
Claudio – ¿Tú crees?
Domi – No, estoy bromeando…
Claudio – Eso me parecía…
Domi – Pero tenías razón antes. Si hubiéramos sospechado algo, aún podríamos haber hecho algo.
Claudio – ¿Qué?
Domi – Podríamos haber intentado convencerlo de que dejara de fumar.
Claudio – ¡Los cigarrillos… deberían estar prohibidos! ¿Sabes cuántas personas mueren cada año por culpa del tabaco?
Domi – Bueno, él no murió directamente por los efectos nocivos del tabaco en la salud…
Claudio – Si no hubiera encendido un fósforo sobre su garrafa después de quedarse sin gasolina en la autopista yendo a buscar a su suegra, hoy estaría fumando un cigarrillo con nosotros.
Domi – Es el destino, te digo. Bueno, ¿vamos?
Están a punto de irse.
Claudio – Parece que encontraron un gato negro en la mediana de la autopista. Me pregunto si eso le trajo mala suerte.
Domi – ¿Y el gato, sobrevivió?
Claudio – ¿El gato? No sabemos si está vivo o muerto.
Domi – Tal vez intentó cruzar las vías para salvar al gato…
Salen.
Negro.
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Sketch extraído de la recopilación Nicotina
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