Un sketch de Jean-Pierre Martinez
El dueño está detrás de la barra. Ella llega. Es la misma mujer que en la primera escena.
Dueño – ¿Ha vuelto para pedirme matrimonio?
Ella – Aún no han pasado diez años…
Dueño – Cinco.
Ella – ¿Y todavía se acuerda de mí?
Dueño – Se lo dije, tengo buena memoria… Su rostro es de los que no se olvidan fácilmente. ¿Todavía no bebe coñac?
Ella – Ya no lo necesitaré. O al menos eso espero…
Dueño – Me alegro.
Ella – ¿Recuerda? Me leyó mi horóscopo…
Dueño – «Darás tu corazón a un desconocido». (Muestra el periódico) Aún está en el periódico de hoy.
Ella – Siempre repiten las mismas frases.
Dueño – Esta vez está en la sección de amor.
Ella – No se equivocaron. Tengo una cita con él.
Dueño – ¿Aquí?
Ella – En cinco minutos.
Un momento.
Dueño – ¿Conoció a un desconocido en un sitio de citas?
Ella – Es mi exmarido. Nos divorciamos hace algunos años.
Dueño – Ah sí… Entonces no es del todo un desconocido…
Ella – Vivimos juntos durante diez años. Sentía que vivía con un extraño. Yo era la que no me conocía a mí misma. Yo era la que no estaba bien.
Dueño – ¿Por qué ahora?
Ella – Hace un año se sometió a un trasplante de corazón.
Dueño – Entonces pensaste que con un corazón completamente nuevo…
Ella – Cuando se enteró de que estaba enfermo, no me dijo nada. Ya no iba bien entre nosotros. No quería que me quedara con él por lástima, supongo.
Dueño – Y lo dejaste…
Ella – Me contó que había conocido a otra mujer…
Dueño – Pero no era cierto…
Ella – Tenía un 50% de posibilidades de no sobrevivir. No quería convertirme en una viuda desconsolada…
Dueño – Prefirió convertirla en una divorciada feliz… Y por lo tanto, sobrevivió…
Ella – Trabajo en el hospital… Me enteré por casualidad de que se había sometido a un trasplante. Fui yo quien lo llamó… Le pregunté si quería volver a vernos.
Dueño – Con la esperanza de que su corazón completamente nuevo volviera a latir por ti… Cuidado… ¡en tu jerga, podríamos llamarlo tratamiento agresivo!
Ella – ¿Crees que no se puede amar dos veces a la misma persona?
Dueño – En cualquier caso, se puede casar dos veces con el mismo hombre, y se puede divorciar dos veces de la misma mujer.
Ella – Ya no es exactamente el mismo hombre. Usted lo ha dicho, tiene un corazón completamente nuevo…
Dueño – Completamente nuevo, no del todo… Quienquiera que haya sido su dueño anteriormente, quizás ya estaba muy infeliz en el amor.
Ella – Al final, usted es incluso más pesimista que yo.
Dueño – Estoy celoso, eso es todo. Se lo dije, es de esas personas que no se olvidan…
Ella – Espero que él tampoco me haya olvidado… (Al borde de las lágrimas) Y que me haya perdonado…
Él pone su mano sobre la suya para reconfortarla.
Él – Confíe en usted.
Ella voltea su mirada hacia la ventana del café, hacia el lado público.
Ella – Ahí está… Mi corazón está latiendo…
Dueño – ¿Tan fuerte como cuando lo conoció?
Ella – Mucho más fuerte…
Dueño – Esperemos que el suyo no falle ahora, sería muy tonto…
Ella – Al final, tomaría ese coñac.
Él le sirve un vaso, que ella se bebe de un trago.
Dueño – Todo irá bien.
Ella – Gracias.
Ella aprieta su mano por última vez y se aleja hacia el público para encontrarse con su exmarido.
Negro.
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Sketch extraído de la recopilación A corazón abierto
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